Un despido injusto no solo afecta económicamente; también impacta tu estabilidad emocional, tu autoestima y tu tranquilidad. Muchas mujeres no reclaman porque sienten miedo, vergüenza o confusión acerca de lo que realmente constituye un despido ilegal.
En Colombia, existen protecciones claras para las trabajadoras, especialmente si estás embarazada, eres madre cabeza de hogar, estás en periodo de lactancia o has sido víctima de discriminación. Además, hay despidos que, aunque parezcan “normales”, esconden irregularidades como falta de debido proceso, ausencia de descargos o motivos sin justificación.
Ante un despido, lo primero es no firmar nada sin entenderlo. Lo segundo es revisar tu historia laboral, contrato, salarios y condiciones previas. Y lo tercero es buscar asesoría profesional para determinar si tienes derecho a indemnización, reintegro o reconocimiento de prestaciones.
El desenlace ideal no siempre es demandar; a veces una negociación estratégica logra resultados más rápidos y menos desgastantes. Lo importante es que no te quedes callada: tus derechos laborales también son parte de tu bienestar.
Si fuiste despedida injustamente, no estás sola. Con asesoría correcta puedes obtener justicia, reparación y un cierre digno de este capítulo.